No soy yo el que
tiene la fórmula mágica para salvar al periodismo de esta maldita crisis que
cada día tiene más colegas en la cola del paro. Aunque la crisis no es del
oficio sino del medio. El periodista siempre estará ahí, atento a la que pase
para contarlo a la sociedad. La clave está en dónde narrar las historias pero
nunca pensamos –erramos- que aquella asignatura de Tecnología de la Información
que recibimos en tercero de carrera de mano de María José Pérez Luque sería una
de las más importantes. Se estudiaba internet, cómo nació, su desarrollo y
fundamentalmente, nos dedicamos a hacer páginas webs durante seis meses en una
sesiones maratonianas en el Centro de Tecnología Informática de la facultad en
la que aprendimos una barbaridad y nos reímos todavía más programando como
máquinas con los códigos hmtl. Y si no, que le pregunten a Juan Ivars, Carlos Fernández-Jardón
o Raúl Fuentes.
Al terminar la
carrera, nos buscamos un trabajo y varios compañeros logramos un empleo en un
periódico de papel, de los de toda la vida. Muchos se decantaron por soportes digitales y créanme, algunos fue por vocación pero en la mayoría de
los casos fue lo que encontraron. Querían escribir en periódicos y revistas
pero tuvieron que conformarse con un
medio digital. Se veían raros y quienes sí estábamos trabajando con un soporte
tradicional nos sentíamos afortunados y en ocasiones, un poco envidiados.
Ahora, las
tornas han cambiado. Quienes seguimos -los afortunados- estamos con el agua al
cuello mientras que los otros han logrado crecer y crecer en un campo que ahora
mismo está en la yema de la comunicación y nos pegan un repaso de órdago. Los
escucho hablar de las cosas que hacen en su trabajo y me creo que son
astronautas y trabajan para la Nasa. De poco sirve dar un notición en un diario
de papel, la verdad, si horas antes lo hemos dado en la web y prácticamente
gratis. A veces, estoy escribiendo una noticia en el periódico y cuando tecleo
la palabra ayer me duele el alma. No
sé cómo terminará toda esta crisis económica y periodística, pero lo que sí
tengo claro es que los días del papel están contados –a pesar de que me
costaría el empleo- y que debemos trabajar en una nueva dirección porque podrán
cambiar los soportes, pero nunca el oficio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario