jueves, 16 de agosto de 2012

Las lecciones del Cabeza y el Culebra


Es un tirón de orejas en toda regla a una de las aficiones preferidas de los sevillanos: mirarse el ombligo. La película El Mundo es nuestro, la famosa cinta de El Culebra (Alberto López) y El Cabeza (Alfonso Sánchez) financiada en buena parte con aportaciones de particulares, refleja cómo a esta ciudad le cuesta la misma vida moverse un milímetro en sus planteamientos aunque sea a costa de un desarrollo que beneficiaría a toda la ciudad. La manida frase de ‘así ha sido toda la vida’ no debe tener carta de perpetuidad, porque además es más que seguro que tal hecho no haya sido desde los orígenes. La expresión de los dos agentes de la Policía Local en la cinta lo dicen todo. En un solo plano reflejan años de inmovilismo.

Pues si no queremos dar un paso al frente, lo lógico es que no se avance. Todo tiene un principio y un final. Sevilla no nació con la Giralda colocada en la plaza Virgen de los Reyes, pero hay quien no quiere enterarse de ello. Ejemplos de la inmovilidad sevillana los hay cualquier día y a cualquier hora. Meta la oreja en cualquier conversación de barra de bar y se dará cuenta de ello al momento. Sólo hay que ver los debates suscitados por la torre Pelli o la construcción de las setas de la Encarnación. Podrán gustar más o menos y habrán costado más o menos dinero. Ese es otro debate. Aquí seguimos adorando las construcciones rematadas con hierro forjado color verde carruaje y no nos damos cuenta de que más allá de la provincia sevillana, y ya no digo fuera del país, hay muchas cosas de las que aprender e intentar imitar para seguir creciendo. El Culebra y el Cabeza lo dejan claro con su peculiar filosofía popular. Y eso es así, compadre. 

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