El Decano Deportivo será mi nueva casa, pero nunca dejaré El Correo. Lo llevo en mi ADN. Finalmente
he tenido que ver desde fuera, por culpa de una operación quirúrgica, como nacía este nuevo diario deportivo en el que
trabajaré a partir de ahora, pero lo he sentido como si estuviera dentro.
Anoche imaginaba, y me cuentan que fue así, una redacción bulliciosa, con sus
carreras, sus prisas para llegar al cierre, los teléfonos sonando y los
compañeros tecleando a mil por hora. Tanta era la ilusión que rebosaba en la
nueva redacción que tras el cierre, pasadas las dos de la mañana, los
compañeros se fueron a la empresa distribuidora para ver los primeros
ejemplares de este periódico. Si un periodista no mira el reloj y ni se preocupa por saber cuándo podrá llegar a su casa, es que algo gordo está pasando en esa redacción. Es una adrenalida que te hace sentir más vivo que nunca y que incluso te renueva los votos de esta profesión. Ha ocurrido algo importante y has tenido la fortuna de estar ahí para contarlo al resto del mundo. Tristemente
no pude estar en primera persona, pero he recibido tanto cariño desde dentro de
la redacción que realmente parece que estuve allí dando teclazos en mi
ordenador.
Parte de mis compañeros de El Decano Deportivo. |
Cómo ha cambiado
la historia. Y por eso me alegro. Nueve meses atrás, toda la profesión se echó
a la calle para pedir que El Correo no desapareciera. Faltó el canto de un duro
para que un suplantador de empresario y periodista diera el último puntillazo a
un diario con 115 años de historia. Ahora, y no termino de frotarme los ojos,
todos estos compañeros que suplicaban por la supervivencia del decano, nos
felicitan porque el nuevo propietario, el grupo Morera&Vallejo, no sólo ha
reflotado nuestro Correo de siempre, sino que se ha apretado los machos y hoy
viernes ha sacado a la calle un nuevo diario: El Decano Deportivo.
No son tiempos
fáciles para el periodismo, ni para la mayoría de los oficios, pero tengo que
dar gracias porque me siento un gran afortunado. Cuando me recupere, ya falta
poco, podré seguir ejerciendo mi profesión de periodista. Será en El Decano,
pero siempre estaré ahí para lo que sea necesario y nunca podré olvidar al otro
decano. El de siempre, el nuestro, el mío. El Correo.
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